Opinión

Sistema financiero internacional: ¿estamos en riesgo de crisis?

  • Jorge Mira
    Exor - Latam Centroamérica
    20 de Julio, 2023

Recientemente, el vicepresidente de supervisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, propuso requisitos de capital bancario más estrictos. Dichas medidas afectarían a los bancos de al menos US$100,000 millones en activos. La nueva regulación financiera se propone después de la caída de tres bancos importantes a inicios de año (el Sillicon Valley Bank, The First Republik Bank y el Credit Suisse). 

Las caídas de los bancos ocurren de manera continúa en la economía global, con muchos bancos pequeños que son absorbidos o cierran sus operaciones cada cierto tiempo a lo largo de todo el mundo. No obstante, estos sucesos no suelen llegar a más. Entonces, ¿por qué han generado conmoción las caídas de los tres bancos anteriormente mencionados?

Dentro del sistema bancario, muchas instituciones están interrelacionadas. Por ejemplo, el dinero de un depositante puede venir de el crédito que este tiene con otro banco o una titularización de flujos de un banco puede estar en la cartera de inversión de otro. De modo que, cuando un banco quiebra, esto afecta a los otros bancos en concepto de las obligaciones que comparten entre ellos. Sin embargo, también, por el lado de los agentes económicos, la caída de un banco activa una “alarma de pánico” que disminuye la credibilidad sobre la banca, la pregunta gira entorno a “si este banco quebró y sus depositantes perdieron parte de su dinero, ¿podría yo perderlo todo también?”

Este sentimiento se vuelve colectivo y entonces ocurren las “corridas bancarias”. Aunque no todos los bancos tienen la influencia para provocar este pánico o el nivel de interconexión para afectar en gran medida los portafolios de otros bancos. El Financial Stability Board (FSB) se encarga de crear la lista de los bancos sistemáticamente importantes (SIFI) a nivel global (o G–SIB por sus siglas en inglés). Estos bancos, por su tamaño, complejidad de interconexión en el sistema, así como por el tipo de activos que poseen, son entidades que si cayeran en quiebra podrían desencadenar una crisis en el sistema financiero. 

Con el objetivo de evitar lo anterior, el Comité de Basilea, una organización mundial que reúne a autoridades de supervisión bancaria como líderes de bancos centrales, establecida en 1975, aprobó en 1988 el Acuerdo de Capital de Basilea (también llamado Basilea I) que incluiría exigencias de capital de reserva para cumplir con requisitos mínimos de solvencia y liquidez que disminuyeran el riesgo de una corrida bancaria. A partir de ese entonces, el Comité ha organizado dos acuerdos más, Basilea II en 2004 y Basilea III en 2010, luego de la crisis subprime.  

De los acuerdos de Basilea, el que llama nuestra atención es el número tres, pues incluye también una exigencia de capital para los bancos SIFI, de forma que estos guarden mayores reservas para evitar desencadenar una corrida bancaria que terminaría en crisis. Acá, es donde regresamos a porqué la caída de los tres bancos anteriores fue preocupante. En el listado de SIFI publicado en 2022, el banco Credit Suisse se consideraba sistemáticamente importante, al nivel de otras entidades importantes como el Santander, el UBS o Wells Fargo. La expectativa de qué sucedería ante su caída provocaba alarma sobre los analistas que esperaban lo peor para el mercado financiero. 

Cuatro meses después de este suceso, todavía existen expectativas alerta, dado que la Fed continúa con una política de subida de tasas de interés para combatir la inflación y aunque pareciera que esta va surtiendo efecto y pronto las subidas podrían cesar, la fortaleza del sistema financiero podría no soportar el efecto que esto tiene sobre sus portafolios de inversión. A su vez, después de las caídas, pareciera que la confianza de las personas en los bancos ha disminuido, como puede verse en los precios de las acciones de los principales bancos de Estados Unidos que han presentado una baja desde febrero del año pasado. 

Otros activos como el oro y las criptomonedas parecen haber presentado una alternativa de reserva de valor para los agentes económicos. En el caso del oro, el precio de sus futuros comenzó a incrementarse a inicios de 2022 cuando la Fed comenzó la subida de tasas y, aunque luego cayera ha estado subiendo desde finales de ese año y se ha mantenido estable durante 2023. Con respecto a las criptomonedas, tanto el Bitcoin como Ethereum han presentado un alza desde enero de 2023 cuando el incremento de tasas se volvió más fuerte y subieron todavía más cuando comenzaron a ocurrir las caídas bancarias en marzo.

Si bien la situación parece ser una mezcla de diversos factores, es importante considerar que el sistema financiero parece que todavía no cuenta con la fortaleza suficiente para soportar épocas de estrés. ¿Será necesaria la formulación de un nuevo acuerdo de Basileo o es posible que los bancos todavía no hayan alcanzado los estándares de Basilea III a más de 10 años de su publicación? Sea cual sea la respuesta, la expectativa ante la fortaleza del sistema continúa vigente, pero ahora los agentes cuentan con más alternativas de inversión además de la banca que les permiten protegerse.

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