Desde la época en la que se inventan las computadoras, se soñaba con una máquina capaz de emular el pensamiento humano, esto es a lo que aspira la Inteligencia Artificial. En los últimos años, el avance tecnológico se ha dado respecto a esta y los resultados han sido estupendos. Plataformas como ChatGPT han ganado reconocimiento a nivel mundial, pero también se han estado aplicando a otros rubros, como los complementos de Photoshop para autocompletar fotografías o las mejoras en motores de búsqueda, como BARD.
La interactividad que proporciona la IA la vuelve versátil para su aplicación en diversos campos, por lo que se ha levantado la sospecha respecto a si podría relevar a muchas personas de sus puestos al suponer una opción mucho más barata para diversos procesos operativos. De hecho, lo anterior ha sucedido ya en algunos servicios de mensajería en línea, donde se utilizan chatbots para responder a los clientes.
Aun así, esta mejora en eficiencia también podría resultar en una solución a las problemáticas ambientales del actual sistema productivo, ya que permitiría enfocar esfuerzos a mitigar daños, así como ayudar a diseñar soluciones a través de la evaluación de escenarios. Sin embargo, no se puede desestimar que la creación de IA no deja de ser un agente contaminante por los niveles de electricidad que utilizan las nubes donde son almacenados sus datos.
Ante este panorama, las personas enfrentan nuevos desafíos para su carrera profesional. Por un lado, deben contar con una formación especializada para poder utilizar y gestionar las nuevas tecnologías, así como mantenerse actualizados en sus ramas del conocimiento, mientras que, por otro lado, se ve la imperativa necesidad de abordar los problemas ambientales para reducir los impactos de estos en su vida y en la de las generaciones subsecuentes.
Como mecanismo de solución, nace la economía circular. Esta propone establecer un sistema de producción que reduzca a lo mínimo posible los residuos a través del reciclaje y reutilización de recursos, y la innovación. Simultáneamente, se enfoca en que el centro de la economía sean las personas, maximizando su bienestar, por lo que busca asegurar a todos un lugar dentro de la cadena, adaptando puestos según las necesidades, buscando creatividad e innovación, de la mano con los conocimientos técnicos.
Bajo la perspectiva circular, la economía funciona como un todo interconectado en el que los individuos son el centro y la tuerca. Es por ello que, en este nuevo mercado laboral, posee mayor peso todo lo que se enfoque en resolver una problemática, sin importar su tipo de abordaje, permitiendo que todos se incorporen en la dinámica de crear soluciones inteligentes.
El modelo funciona con base en encontrar mejores soluciones para responder a los problemas del mercado. Por ello, la IA se vuelve una aliada imprescindible, pues permite facilitar tareas técnicas, así como explorar alternativas más rápidamente, lo que da la libertad a las personas de enfocarse en el componente creativo. Lo mejor de ello, es que, al buscarse reinvenciones a productos convencionales, póngase de ejemplo la agricultura industrial, esta re-ideación puede ser realizada también por personas con poco conocimiento técnico, ya que se brinda mayor peso a la experiencia y relación con la situación a resolver.
De esa forma, el mercado laboral se expande a generar oportunidades para todos, teniendo la IA como un aliado más y permitiendo a las personas ganar dignamente su sustento diario. En este contexto, la economía circular busca utilizar todos los conocimientos y técnicas disponibles para cumplir su objetivo de un manejo adecuado de recursos y la inclusión social.
A manera de cierre, mencionaré algunos casos de éxito de adaptación de la IA y puestos “operativos”. Por ejemplo, en algunas cadenas, aunque se cuenta con chatbots, siempre se mantienen activos diversos operarios que puedan responder a dudas más específicas, por lo que el chat automatizado funciona como un filtro, optimizando el tiempo del colaborar y permitiendo mejora en la calidad de su servicio. Así también, la aplicación de inteligencia artificial a contenidos multimedia facilita los procesos de separación a editores, permitiéndoles enfocarse en otras actividades más relevantes o, en el caso de los programadores, les ayuda a verificar códigos y obtener nuevas alternativas. La oportunidad está en ser circular y optimizar.
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