La infraestructura es una pieza imprescindible para el desarrollo económico de cualquier nación. El crecimiento económico requiere de carreteras, puertos y aeropuertos, de sistemas eficientes y sostenibles de energía y agua, que cumplen la doble función de mejorar la calidad de vida de la población y de generar un ambiente propicio para las inversiones y el desarrollo. Sin embargo, esto requiere un financiamiento a gran escala que, muchas veces, excede la capacidad financiera de los Estados. Aquí es donde la inversión privada, junto con el acceso a los mercados de capitales, se vuelve parte de la fórmula necesaria.

Los gobiernos, especialmente en países en desarrollo, enfrentan múltiples demandas y limitaciones presupuestarias, que se han exacerbado en el actual contexto postpandemia. Atender áreas esenciales como la salud, la educación y la seguridad consume una parte importante de sus recursos, dejando poco margen para desarrollar obras de infraestructura. Aun así, los Estados tienen la posibilidad de acceder a los mercados de capitales para obtener el financiamiento requerido para proyectos de gran envergadura, sin comprometer su estabilidad financiera a corto plazo.

Los mercados de capitales ofrecen una alternativa eficiente para que los países inviertan en su futuro sin descuidar las necesidades presentes y sin dejar de generar los beneficios directos e indirectos de las inversiones en infraestructura. Con la inflación global finalmente comenzando a ceder y las tasas de interés nivelándose, es un buen momento para que los gobiernos ejecuten sus planes de mejora de la conectividad, la competitividad y el comercio. Esto se traducirá en la creación de empleos, el impulso a la innovación y una contribución importante al desarrollo social al facilitar el acceso a servicios básicos en regiones antes desatendidas.

Existen otras vías de financiamiento, como las operaciones realizadas mediante las empresas estatales autónomas o semiautónomas, que manejan sus propias contabilidades y flujos de recursos. Estas empresas tienen la capacidad de emitir bonos para financiar proyectos específicos, lo que no solo les permite expandir y modernizar sus operaciones, sino que también alivia la presión sobre las finanzas públicas. Este tipo de emisiones permite que el sector público mantenga el control de recursos estratégicos mientras recibe el financiamiento necesario para garantizar su operación eficiente y sostenible.

Otra opción efectiva para el desarrollo de infraestructura son los asocios público-privados (APP). Estos modelos de colaboración permiten que el sector privado participe activamente en la ejecución de grandes proyectos de infraestructura, asumiendo parte de los riesgos y contribuyendo con capital y experiencia técnica. Las APP implican una ejecución más ágil y eficiente de las obras, y son una forma de compartir responsabilidades entre los sectores público y privado. Esto es particularmente útil en proyectos de largo plazo como hospitales, autopistas o sistemas de transporte masivo, donde la capacidad de gestión y ejecución del sector privado puede complementar de manera estratégica los objetivos de desarrollo de los gobiernos.

En EXOR Estructuradores Financieros tenemos amplia experiencia en la captación de capitales intensivos para obras estratégicas de infraestructura, desde represas hidroeléctricas hasta hospitales totalmente equipados, que han sido piezas de peso en el desarrollo de nuestros países. Las oportunidades están allí, y estamos complacidos de poder acompañar a las naciones de nuestra región para poder aprovecharlas.