La conmemoración del Día Internacional de la Mujer, que fue el pasado 8 de marzo, nos hace un llamado a hacer una reflexión personal sobre la lucha histórica por el logro de la igualdad de derechos y oportunidades. Asimismo, nos invita a poder identificar todos los avances que se han tenido en materia de igualdad de género y los retos que aún quedan por enfrentar. 

En este contexto, es de gran relevancia hablar sobre los aportes que las mujeres hemos tenido en la economía y su relevancia para la inclusión de distintas perspectivas al momento de la toma de decisiones. Comencemos haciendo un resumen de tres grandes ejemplos que han hecho importantes aportes a la economía y a sus países. 

En primer lugar, Elinor Ostrom fue una politóloga, economista y profesora estadounidense. Ella fue la primera mujer en ganar el Premio Nobel de Economía en 2009 por su contribución en la gestión eficiente de los bienes comunes. Ostrom defendía que es posible lograr la administración de estos bienes de forma cooperativa, con el fin de que todos logren un beneficio por el uso de estos. 

Otro gran ejemplo es Janet Louise Yellen, economista estadounidense. En 2014, bajo la administración de Barack Obama, se desempeñó como presidenta de la Reserva Federal de los Estados Unidos y, actualmente, funge como secretaria del Tesoro de los Estados Unidos; siendo la primera mujer en ser elegida para estos cargos. Ella enfoca sus esfuerzos en la lucha contra la desigualdad de la riqueza y la disparidad de los ingresos. Además, se ha caracterizado por ser inteligente, firme e integral.

Por último, podemos hablar de Esther Duflo, una economista y profesora francesa que, en 2019, ganó el premio Nobel de Economía, junto a Abhijit Banerjee y Michael Kremer. Ella se enfocó en tratar de encontrar mejores políticas públicas para luchar contra la pobreza y desigualdad por medio de la investigación científica controlada. Con esto, se consolidó como la persona más joven en recibir este galardón, a sus 46 años.

A pesar de que algunas mujeres se han abierto espacios importantes en la sociedad para desarrollarse personal y profesionalmente, aún existe un largo camino por recorrer. Los datos ponen en evidencia que existen desafíos por atacar para poder cerrar la brecha de género por completo.

El Foro Económico Mundial presenta el Índice Global de Brecha de Género, el cual va en una escala del 0 al 100, que significa qué tanto se ha cerrado la brecha de género. Es decir, entre mayor sea el puntaje, mayor paridad de género existe en un determinado país. Para 2022, esta brecha se ha cerrado en un 68.1 % a nivel global. De los pilares que conforman a este indicador, la participación económica y oportunidades, y el empoderamiento político son los que tienen un menor puntaje, con un 60.3 % y 22 %, respectivamente. Asimismo, esta entidad estima que al ritmo actual se necesitarán aproximadamente 132 años para cerrar la brecha global de género.

La disparidad de género es más fuerte en el mercado laboral, ya que la mayoría de las mujeres enfrentan desventajas en oportunidades, injusticias salariales y menor participación económica en general. El problema es más profundo de lo que parece, pues la disparidad comienza desde la educación de las niñas. Según el Banco Mundial, más de 129 millones de niñas no cuentan con escolarización. En los países de ingreso bajo, la tasa de finalización de la escuela secundaria es de 36.0% frente al 44.0% de los niños. Por otro lado, la participación en la fuerza laboral es de 53.0% en el caso de las mujeres y 80.0% para los hombres. Además, en 84 países aún se restringe el trabajo femenino en algunos rangos de horas o en industrias específicas. 

Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo ha desarrollado un nuevo indicador llamado Brecha de Empleo, el cual muestra que el 15.0% de las mujeres del mundo en edad de trabajar desearía trabajar, pero no tiene empleo, frente al 10.5% de los hombres. Asimismo, a nivel mundial por cada dólar de ingresos laborales que ganan los hombres, las mujeres solo ganan 51 centavos. 

Es evidente que, a pesar de todos los esfuerzos que se han llevado a cabo a lo largo del tiempo, las brechas de género siguen estando presentes en la sociedad. Además, desde 2020 se tuvo un retroceso significativo en el logro de la igualdad debido a la crisis provocada por el COVID-19. Algunas mujeres tuvieron que dedicar más tiempo al trabajo no remunerado. Otras que eran emprendedoras enfrentaron consecuencias económicas más graves que las empresas dirigidas por hombres (debido a que recibieron menos apoyo por parte de los gobiernos). Las más desafortunadas incluso lidiaron con violencia y abuso en sus hogares. 

A pesar de que el 8 de marzo es un evento que conmemora los hechos ocurridos a inicios del siglo XX, en una fábrica de Nueva York, donde murieron muchas mujeres en un incendio, sigue estando presente la necesidad del logro de la igualdad de género. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el empoderamiento de la mujer, más allá de todas las consideraciones éticas al respecto, puede incentivar el crecimiento y la estabilidad económica global. Se estima que cerrar esta brecha puede provocar un crecimiento del PIB en un 35.0% en promedio, por el aumento entre 7 y 8 puntos porcentuales producto del aumento de la productividad por la diversidad de género. Por tanto, es esencial que a nivel público, privado y personal se siga trabajando para que las mujeres tengamos acceso a mayores y mejores oportunidades, con el fin de reconocer nuestro valor en la sociedad.