Redaccion EXOR 

El Banco de México (Banxico) anunció que en el primer trimestre de 2024, el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos fue de US$12,582 millones, una notable reducción comparado con los US$20,598 millones registrados en el mismo periodo de 2023. Este déficit representó el 2.7% del producto interno bruto (PIB), en contraste con el 5.1% del PIB del primer trimestre del año anterior. 

La balanza de pagos es el registro de todas las transacciones monetarias entre un país y el resto del mundo en un periodo determinado. Dentro de esta balanza, la cuenta corriente incluye operaciones reales como el comercio de bienes y servicios, y las rentas. 

Banxico explicó que la reducción en el déficit de la cuenta corriente se debió principalmente a menores déficits en las balanzas de mercancías petroleras, de servicios y del ingreso primario. No obstante, esta mejora se compensó en parte con la reducción del saldo de mercancías no petroleras. 

Durante el primer trimestre de 2024, la economía mexicana continuó atrayendo recursos financieros a través de inversión directa e inversión de cartera, lo que resultó en un endeudamiento neto frente al resto del mundo. 

En detalle, Banxico señaló que la cuenta financiera de la balanza de pagos mostró un endeudamiento neto de US$20,356 millones en el primer trimestre de 2024. Este endeudamiento incluye US$19,155 millones en inversión directa, US$8,928 millones en inversión de cartera, US$2,165 millones en préstamos netos en derivados, US$834 millones en otra inversión, y un aumento de US$4,728 millones en los activos de reserva. 

Estos resultados se dieron en un contexto en el que la actividad económica mundial creció a un ritmo mayor que en el trimestre anterior, con un mayor dinamismo en las economías emergentes. En contraste, la mayoría de las economías avanzadas, salvo Estados Unidos, mostraron un crecimiento más lento. 

Banxico también destacó que en los primeros tres meses del año, las condiciones financieras mundiales se mantuvieron estables. La cautela de los principales bancos centrales ante cifras de inflación superiores a las esperadas impulsó moderadamente al alza las tasas de mediano y largo plazo en diversos países avanzados y emergentes.