El Banco Central de Brasil (BCB) ha anunciado nuevas regulaciones que incrementan significativamente el capital mínimo requerido para que las instituciones financieras operen en el país, elevándolo de 5.2 mil millones de reales a 9.1 mil millones de reales (aproximadamente $1.68 mil millones).
Esta medida, que entra en vigencia de inmediato con implementación gradual hasta enero de 2028, busca aumentar la solidez del sistema financiero y la transparencia. El BCB estima que unas 500 firmas podrían verse afectadas por estos cambios, lo que potencialmente desencadenará fusiones, reestructuraciones corporativas o salidas del mercado.
El nuevo marco regulatorio basa los requisitos de capital en las actividades realizadas por las instituciones, en lugar de su clasificación histórica. Además, aquellas entidades que utilicen el término "banco" o similares en su nombre estarán sujetas a un colchón de capital adicional.
Una parte clave de la regulación aborda las brechas de seguridad y el riesgo de actividades ilícitas. Las cuentas abiertas por firmas de tecnología financiera (fintechs) en bancos tradicionales que carezcan de trazabilidad clara sobre el titular de los fondos deberán cerrarse si se utilizan para servicios no autorizados o para ocultar obligaciones de terceros. Esta acción responde a investigaciones policiales recientes, como la Operación Carbono Oculto, que identificaron el uso de fintechs en actividades criminales.
En EXOR, interpretamos este movimiento como un esfuerzo decisivo de Brasil para alinear su sistema financiero con estándares internacionales de capitalización y fortalecer la vigilancia contra el lavado de dinero y los riesgos cibernéticos. Analizamos cómo estas presiones regulatorias afectarán el panorama competitivo y las oportunidades de inversión estructurada en el sector bancario brasileño.