Redacción EXOR

El gobierno de México inició negociaciones con Estados Unidos para lograr una exención arancelaria que proteja a su industria automotriz, luego de que el presidente Donald Trump anunciara esta semana un nuevo arancel del 25% a las importaciones de vehículos. La medida, que representa una nueva escalada en la guerra comercial global impulsada por Washington, pone en tensión el acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés).

Desde Washington, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, aseguró que se está trabajando con funcionarios de alto nivel de la administración Trump para asegurar un trato preferencial que permita proteger el empleo y la actividad económica en México. “Si vamos hacia un sistema con aranceles tan altos, debemos buscar condiciones que protejan nuestros empleos”, declaró Ebrard en un video transmitido durante la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum.

La presidenta mexicana anunció además que sostendrá reuniones con representantes de las principales armadoras automotrices, entre ellas Ford, General Motors y Stellantis, con el objetivo de evaluar el impacto de los aranceles en sus operaciones y explorar medidas para fortalecer el mercado interno. “Queremos entender cómo les afecta y cómo podemos impulsar el mercado nacional”, subrayó Sheinbaum.

Según datos de S&P Global Mobility, México exportó 2.5 millones de vehículos a Estados Unidos en 2024, lo que refleja la importancia estratégica del sector para la economía mexicana.

El plan anunciado por Trump incluye ciertas excepciones parciales: los vehículos y autopartes que cumplan con las reglas de origen establecidas en el USMCA estarán exentos del arancel, pero solo en la proporción correspondiente a su contenido producido en Estados Unidos. La Casa Blanca informó que los productos con componentes fabricados fuera de territorio estadounidense permanecerán libres de aranceles únicamente hasta que las agencias norteamericanas definan el procedimiento para gravarlos.

La medida ha generado preocupación entre fabricantes y autoridades, dado que podría impactar profundamente las cadenas de suministro integradas en América del Norte. El gobierno mexicano apuesta por el diálogo diplomático y el fortalecimiento del mercado interno como vías para mitigar los efectos de esta nueva política comercial.