Redacción EXOR

Después de una década de declive, las calificaciones crediticias soberanas de países emergentes, incluyendo Brasil, Nigeria, Turquía, Egipto y Zambia, están mostrando signos de recuperación. Este cambio es crucial ya que las calificaciones afectan directamente los costos de endeudamiento de los países.

Bank of America ha señalado que este año, casi tres cuartas partes de todas las modificaciones de calificación realizadas por las agencias S&P, Moody's y Fitch han sido positivas. Este es un marcado contraste con el año inicial de la pandemia de COVID-19, cuando la mayoría de las revisiones fueron negativas.

Con la estabilización de las tasas de interés globales, se espera que continúe la tendencia positiva en las calificaciones. Actualmente, Moody's tiene 15 economías en desarrollo con una perspectiva positiva, indicando posibles mejoras en sus calificaciones. S&P y Fitch también muestran tendencias optimistas, con 17 y una proporción récord de perspectivas positivas desde 2011, respectivamente.

Ed Parker, de Fitch, atribuye esta mejora a varios factores. Algunos países están recuperándose de los efectos de la pandemia y de los altos precios de la energía derivados del conflicto en Ucrania. Otros están beneficiándose de avances significativos en sus políticas internas. Además, países con calificaciones más bajas, conocidos como "frontera", están accediendo de nuevo a los mercados de deuda.

Aaron Grehan, de Aviva Investors, destaca esta fase como un cambio decisivo en la tendencia de las calificaciones. Comenta que, a diferencia de los últimos años, donde predominaban las rebajas, en 2024 el 70% de las acciones han sido mejoras en la calificación. Esta mejora también ha coincidido con una reducción en los costos adicionales que los mercados emergentes deben pagar al endeudarse, reflejando una mayor confianza de los inversores en estos países.