Redacción EXOR

El gobierno central de Brasil reportó un superávit primario de 1,100 millones de reales (aproximadamente US$195 millones) en marzo de 2025, cifra inferior a los 1,300 millones de reales previstos por analistas. Sin embargo, el desempeño fiscal del primer trimestre fue sólido, con un superávit acumulado de 54,500 millones de reales, más del doble de los 20,200 millones registrados en el mismo período de 2024.

Esta mejora se atribuye en gran medida al aplazamiento de pagos judiciales ordenados por tribunales, que suman alrededor de 31,000 millones de reales. El secretario del Tesoro, Rogério Ceron, explicó que esta estrategia buscó evitar una expansión fiscal en el primer trimestre y apoyar los esfuerzos del banco central para controlar la inflación mediante la moderación de la actividad económica.

A pesar de estos resultados positivos, el gobierno reconoció riesgos crecientes relacionados con la composición de la deuda pública. En un anexo de riesgos fiscales al proyecto de directrices presupuestarias para 2026, se estimó que el 62,1% de la deuda federal estará vinculada a tasas de interés a corto plazo este año, el nivel más alto desde 2008. Esta situación refleja una mayor sensibilidad de la deuda a las políticas monetarias y subraya la necesidad de consolidación fiscal para mejorar la sostenibilidad financiera del país.

En este contexto, el gobierno propuso un superávit primario del 0.25% del Producto Interno Bruto (PIB) para 2026, el primero bajo la actual administración del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Sin embargo, economistas, como los del banco Itaú, expresaron escepticismo sobre la capacidad del gobierno para estabilizar la deuda pública sin medidas fiscales más contundentes.

El gobierno también enfrenta desafíos en la implementación de medidas para compensar exenciones fiscales en la nómina salarial. Ceron señaló que las leyes aprobadas el año pasado no lograron compensar adecuadamente estas exenciones, y que se espera una mayor claridad legal para resolver estos problemas.