Redacción EXOR

Los bancos centrales de las principales economías desarrolladas y emergentes optaron por tomarse un respiro en agosto, reduciendo la velocidad y el alcance de los aumentos de tasas de interés. Esta pausa se debió a las divergentes perspectivas de crecimiento y riesgos inflacionarios que nublaron el panorama económico futuro.

El mes de agosto, generalmente tranquilo en cuanto a decisiones de política monetaria, vio solamente a cuatro de los bancos centrales responsables de las 10 monedas más negociadas celebrar reuniones para fijar tasas de interés. Dos de ellos, Noruega y el Reino Unido, llevaron a cabo un total de 50 puntos básicos de aumentos de tasas, la cifra más baja desde enero. Mientras tanto, Australia y Nueva Zelanda mantuvieron sus tasas de referencia sin cambios, según datos de Reuters. Estos movimientos contrastan con los tres aumentos realizados en seis reuniones durante julio, elevando el total de incrementos de tasas en 2023 hasta la fecha a 1.075 puntos básicos a lo largo de 33 aumentos entre los bancos centrales de las economías del G10.

Sin embargo, el panorama futuro se veía incierto, ya que los datos sorprendentemente sólidos de Estados Unidos contrastaban con cifras decepcionantes procedentes de China y gran parte de Europa. Los mercados estaban ansiosos por encontrar pistas sobre cuándo los principales bancos centrales podrían comenzar a reducir sus tasas de interés.